• Llayllaína sufrió el síndrome de Stevens Johnson que en pocos días destruye la piel y las mucosas, pudiendo causar la muerte.

El síndrome de Stevens-Johnson es un trastorno grave y extraño de la piel que también tiene terribles y dolorosas consecuencias en los ojos, la garganta y otros órganos, por lo que de no recibir un tratamiento adecuado puede generar graves secuelas e incluso la muerte. Su aparición es muy escasa, de un caso en un millón y Génesis Abarca, llayllaína de 19 años, fue ese caso.

De acuerdo a lo relatado por sus padres, la aparición de la enfermedad fue un verdadero calvario, ya que por ser muy escasa no es de fácil diagnóstico, y cuando determinaron que la padecía, ya estaba en la UCI del San Camilo luego de sufrir complicaciones para respirar, comer e incluso orinar, lo que requirió un trabajo multidisciplinario para tratar su caso.

Génesis llegó a nosotros por alteraciones en su piel, en un principio compartibles con un sarampión, pero luego empeoró, por lo que se determinó que padecía de Steven Johnson, patología poco frecuente con una mortalidad de 30 a 50% en quienes la padecen, por lo que había que actuar rápido y pudimos coordinar con la UCI, Farmacia, Ginecología y Otorrino por parte nuestra, y dermatología por el Hospital de Los Andes, para que la enfermedad no progresara, y, a la vez, disminuir las posibles secuelas como la pérdida de la visión o el habla”, asegura la Dra. Valeria Oliva Biénzobas, oftalmóloga del Hospital San Camilo, quien agrega que incluso todos estos equipos ingresaron juntos a Pabellón para intervenir conjuntamente a la paciente en los momentos más críticos de la enfermedad y, en su caso, debió realizarle un trasplante de membrana amniótica que el equipo de Procura gestionó directamente del banco de ojos del Hospital San Borja para salvar su vista.

De acuerdo a su experiencia, el caso previo de esta patología había sido hace 15 años en la UCI, por lo que su tratamiento fue todo un éxito para el equipo.

Lo anterior es ratificado por su padre, Ricardo Abarca, quien reconoce que lo pasaron muy mal pensando lo peor al ver a su hija con ampollas en toda la piel, incluso en el cuero cabelludo y las uñas, “como si hubiera sido quemada con ácido”, relata.

Mi hija tuvo la mala suerte de contraer esta enfermedad, pero gracias a  Dios y al equipo médico que la trató hoy está bien, con secuelas menores y avanzando en su recuperación, ya que esto es para largo”, agrega.

Asimismo, su madre, Leticia Varas Rodríguez, recordó que estuvieron ‘al pie del cañón’ por más de un mes en la UCI, en donde permaneció su hija. “Quisiera agradecer a todo el personal, a la doctora Oliva, a la doctora Armijo, la dermatóloga del Hospital de Los Andes y a todos, incluso al personal del aseo ya que se portaron un siete y permitieron salvar a mi hija, al igual que a los profesionales del Cosam de Llay Llay, los hermanos de la iglesia, amigos, compañeros de trabajo y a todos los que nos han ayudado en los beneficios realizados para apoyar todos los gastos que esto nos ha traído”.

La orgullosa madre, relata que posterior a su alta, llevaron a Génesis a una especialista particular para conocer su opinión, quien la encontró muy bien para el cuadro vivido, pero por lo mismo no les creía que la habían tratado en un hospital público ya que, según su experiencia, “resultados tan positivos sólo se consiguen en una clínica”, por el alto costo de los medicamentos y la experticia de los equipos para enfrentar el tratamiento.

Tal fue el éxito de la recuperación de la joven y el agradecimiento de la familia por el cariño recibido en el Hospital San Camilo, que para la reciente navidad, Génesis quiso concurrir personalmente a saludar al personal que la trató, entregando bolsitas de dulces y globos a todos quienes se topaban con ella y también para los menores de Pediatría, pues nadie mejor que ella para saber lo que se vive en un proceso de hospitalización.

 

Génesis Abarca, llayllaína de 19 años, es una en un millón. En la foto al centro junto a sus padres Ricardo Abarca y Leticia Varas Rodríguez.

Génesis Abarca, llayllaína de 19 años, es una en un millón. En la foto al centro junto a sus padres Ricardo Abarca y Leticia Varas Rodríguez.

 

El éxito del tratamiento llevó a Génesis concurrir personalmente a saludar y agradecer al personal de la UCI que la trató durante su estadía en el Hospital San Camilo.

El éxito del tratamiento llevó a Génesis concurrir personalmente a saludar y agradecer al personal de la UCI que la trató durante su estadía en el Hospital San Camilo.

 

Durante su regreso para agradecer al personal del San Camilo la pasada navidad, la joven entregó bolsitas de dulces y globos a todos quienes se topaban con ella y también para los menores de Pediatría.

Durante su regreso para agradecer al personal del San Camilo la pasada navidad, la joven entregó bolsitas de dulces y globos a todos quienes se topaban con ella y también para los menores de Pediatría.

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Llayllaína sufrió el síndrome de Stevens Johnson que en pocos días destruye la piel y las mucosas, pudiendo causar la muerte. El síndrome de Stevens-Johnson es un trastorno grave y extraño de la piel que también tiene terribles y dolorosas consecuencias en los ojos, la garganta y otros órganos,...