En su declaración el Obispo Cristián Contreras expuso: “Me entrevisté con Valenzuela y le pregunté directamente sobre lo sucedido, negándome de que existiera algún problema. Mi impresión la encontré dudativa pero esa es una opinión subjetiva.”

  • Autoridades eclesiásticas mantenían conocimiento de los abusos sexuales que habría cometido el ex sacerdote desde el año 1989.

Pablo Salinas Saldías – psalinas@eltrabajo.cl

Con la intervención de máximas autoridades eclesiásticas, se dio inicio al cuarto día de juicio en contra del ex sacerdote Francisco Valenzuela, siendo interrogados los obispos Manuel Camilo Vial y Cristián Contreras, además del Vicario General, Hernán Acuña, y el sacerdote Juan Carlos Núñez, los que reconocieron tener conocimiento de los abusos sexuales del cual es acusado Francisco Valenzuela.

En primera instancia, ingresó al Tribunal el ex Obispo de San Felipe, Monseñor Manuel Camilo Vial, quien reconoció a los jueces que durante su mandato tuvo conocimiento de un abuso sexual cometido por Valenzuela a una menor de 13 años, estudiante del Colegio Santa Juana, hecho ocurrido en el año 1989 cuando el ex religioso pertenecía a la Parroquia Andacollo y Cristo Resucitado de San Felipe.

En aquella década, el religioso declaró haber sabido que la muchacha a la que calificó como una mujer muy desarrollada físicamente, habría sido objeto de abusos sexuales por parte de Valenzuela, dichos actos derivaron en un embarazo al cual se le vincularía. «Lo que me planteó una hermana religiosa es que hubo un problema de relación sexual, conversamos de lo que se trataba, en esos años noventa se veía con mucho recato el tema, entiendo que se trataba de una violación».

“SOMOS HUMANOS, NO SOMOS ÁNGELES”

Al tener conocimiento de los hechos, se entrevistó con los padres de la niña a los que les manifestó que ellos debían hacerse responsable de lo ocurrido con su hija. «Hablé con Francisco Valenzuela, le solicité detalles, ahora no los recuerdo, pero me reconoció el error… somos humanos, no somos ángeles, podemos cometer errores, pero tenemos oportunidad de confirmar la fidelidad a la orden del sacerdocio», concluyó Manuel Camilo Vial.

A juicio de Vial, decidió trasladar a Valenzuela hasta la ciudad de Talca, lugar que consideró como apropiado para reforzar su sacerdocio. Con el correr del tiempo, el Obispo se enteró de que la niña habría sufrido un aborto espontáneo, desligándose del tema cuando dejó la Diócesis de San Felipe el año 2001.

Al ser consultado por el abogado querellante, sobre el porqué no denunció los hechos a la justicia, Vial respondió que «en ese entonces no había claridad de los hechos, los padres tenían esa responsabilidad».

Por su parte, el actual Obispo, Cristián Contreras, expuso ante el Tribunal su conocimiento sobre los abusos sexuales que cometía Valenzuela cuando fue designado como párroco de la Iglesia de Putaendo, cuando asumió la Diócesis el año 2002: «Efectivamente, Saúl Ahumada –ex seminarista- me comentó que una niña acólita de esa parroquia de 13 años, le preguntó si una adolescente se podía enamorar de un hombre mayor. Al día siguiente cité al Diácono Castillo y le pregunté si el ex sacerdote tenía alguna relación con una menor, respondiéndome que existía una en especial que permanecía más tiempo en la oficina del párroco».

Contreras agregó que «al día siguiente me entrevisté con Valenzuela y le pregunté directamente sobre lo sucedido, negándome de que existiera algún problema. Mi impresión la encontré dudativa, pero esa es una opinión subjetiva», concluyó.

Sin embargo, el abogado querellante le exhibió una declaración que el Obispo Contreras realizó ante la Fiscalía cuando se dio curso al proceso investigativo: «Francisco Valenzuela me comentó que él tenía un problema de afecto». Al leer en voz alta su propia declaración, el Obispo respondió que él entendía esa frase como una falta de acercamiento a sus padres, lo que un adulto busca afecto en otras personas.

¿AMNESIA?

A continuación, le correspondió brevemente el turno del Vicario General, Héctor Hernán Acuña, quien comenzó su relato diciendo que él no tenía conocimiento de los hechos cometidos por el imputado. Sin embargo, se le refrescó su memoria exhibiéndole una declaración efectuada el pasado 22 de octubre del año 2010 en la Fiscalía, el sacerdote leyó en voz alta su propia declaración: «Recuerdo que el Obispo solicitó el traslado del Padre Valenzuela hasta la ciudad de Talca, por motivos de éste mantenía una relación con una niña».

Siguiendo con las declaraciones, expuso ante la audiencia el sacerdote Juan Carlos Núñez, quien servía como religioso en la Parroquia San Antonio de Putaendo, lugar de fe que fue utilizado para cometer los delitos, recalcando en su testimonio que «no había manera de tomar validez sobre rumores del año 2005 a la fecha».

De igual forma que a los anteriores testigos, se le exhibió su propia declaración cuando fue citado a la Fiscalía, leyendo en voz alta que había escuchado el testimonio de una de las fieles participantes, Claudia Toro, la que en aquel entonces le relató que una niña lloraba y pedía ayuda porque la menor J.V.G.O. estaba siendo abusada por el sacerdote Valenzuela.

No obstante, a la audiencia se le dio término con la declaración de Oscar Quiroz, ex acólito y feligrés de la parroquia de Putaendo, relatando que fue testigo de una confesión que le hizo una de las víctimas, J.V.G.O., durante las misiones realizadas en Curepto 7ª Región. En esa oportunidad interrogó a la menor, ya que veía que el “Cura Pancho” la abrazaba y besaba en forma desmedida, instante en que la víctima rompió en llanto revelándole que tenía una relación con el sacerdote del cual quería escapar.

IGLESIA SE “LAVA LAS MANOS”

Al término de la audiencia, el abogado querellante, José Villagrán, declaró ante la prensa que «quedó de manifiesto que cierta jerarquía de la Iglesia oculta ilícitos cometidos desde el año 89, hubo una violación como lo señaló el señor Vial, embarazo y posterior aborto, dejando toda responsabilidad a los padres, es decir la Iglesia no asume ninguna obligación, cuando un sacerdote de esa jerarquía observa que otro comete un delito, dejando en claro la historia anterior que tiene el imputado, lo que nos parece satisfactorio el relato de los sacerdotes que hoy día comparecieron».

Villagrán agregó que «estos relatos tienen que tener una credibilidad, y una forma de acreditar la credibilidad de una persona, es ver su pasado, si anteriormente existieron delitos de relaciones sexuales con menores de edad en su mismo cargo como sacerdote, esto marca un hito respecto al después de su conducta, el Tribunal podrá creer o no creer eso. El señor Vial reconoció que el hecho ocurrió y después lo ocultó, el tribunal tiene que ver si va a valorar esas declaraciones», concluyó Villagrán.

DIARIO EL TRABAJO logró hablar con el padre de una de las victimas de Valenzuela, la menor J.V.G.O., quien consternado manifestó: «Yo pienso que la Iglesia debería denunciar este tipo de delitos, y para que de aquí en adelante cuando la gente se entere de algo, lo haga, para que terminemos con los abusos. Los obispos deberían haberse acercado más a nosotros para haber solidarizado».

Consultado sobre si tuviera la oportunidad de enfrentarse a Francisco Valenzuela, concluyó que «la verdad es que de rencor no vamos hablar, pero no sé si pudiera enfrentarlo, es difícil la actitud que yo pudiera tener en ese minuto, solo confío en que se haga justicia».

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